En la actualidad, uno de los mayores problemas ambientales que enfrenta el planeta es la cantidad excesiva de plástico que se está vertiendo en los océanos del mundo. Este problema está afectando significativamente la vida marina, poniendo en peligro la supervivencia de muchas especies.

El plástico no es biodegradable, lo que significa que no puede ser descompuesto en la naturaleza, y su desecho en los océanos está causando una acumulación masiva. Según las estadísticas, cada año se vierten en los océanos del mundo ocho millones de toneladas métricas de plástico. El resultado de todo este exceso de plástico es que los océanos de nuestro planeta están experimentando lo que se conoce como la «sopa de plástico” una mezcla flotante de plásticos de todo tipo que se acumulan en los remolinos de las corrientes oceánicas, impidiendo el paso de la luz y el oxígeno a las aguas marinas.

Esta sopa de plástico afecta la vida marina de varias maneras. Los animales marinos, como las tortugas, ballenas y delfines, pueden confundir el plástico con su comida natural, como las medusas, y tragarlos. Esto puede conducir a la obstrucción del tracto digestivo y eventualmente a su muerte.

En segundo lugar, diferentes animales marinos están quedando atrapados en las bolsas y otros objetos de plástico, afectando su capacidad de moverse y alimentarse, lo que puede llevar también a su muerte.

El problema no solo afecta a los animales marinos, sino también a la cadena alimentaria, que incluye a los seres humanos. Al ingerir los peces que han consumido el plástico, los humanos también se exponen a los contaminantes peligrosos que el plástico puede emitir en el medio ambiente.

Es necesario tomar medidas urgentes para reducir el uso de plástico y encontrar soluciones sostenibles. Desde el reciclaje, la educación sobre el uso responsable de los plásticos hasta la producción de otros materiales biodegradables para remplazar los plásticos tradicionales. Toda acción destinada a disminuir la contaminación en nuestros océanos es fundamental para evitar consecuencias catastróficas en la vida marina y en nuestro futuro como especie.

Valeria Catillo